INTELIGENCIA EMOCIONAL
Conectar lo que sentimos con lo que pensamos.
Al hablar de Inteligencia Emocional, nos referimos a la relación que somos capaces de establecer entre lo que sentimos y lo que pensamos, entre nuestro yo emocional y nuestro yo racional. Para que esta relación sea beneficiosa, es necesario un buen equilibrio.
En la inteligencia emocional está la capacidad para gestionar las emociones propias y ajenas. Se trata de darnos cuenta de lo que nos está sucediendo, en tiempo real, cuando está sucediendo, para poder responder adecuadamente en vez de actuar por impulsos. A través de la inteligencia emocional somos capaces de percibir lo que sienten los demás, podemos empatizar con los demás y podemos relacionarnos satisfactoriamente.
Expandimos esta Inteligencia aprendiendo a reconocer y expresar nuestras emociones y sentimientos, nuestras necesidades. Y aprendiéndolo en nosotros seremos capaces de darnos cuenta al verlo en los demás.
En la inteligencia emocional desarrollamos la conciencia emocional, se relacionan nuestros cerebros racional y emocional. Nos damos cuenta de lo que sentimos y somos capaces de expresar adecuadamente nuestras emociones y necesidades. Comenzamos a comunicarnos asertivamente, lo cual también implica realizar una escucha activa: escuchamos para comprender al otro, no para responder.
También con esta inteligencia, mejoramos nuestra capacidad para sobrellevar situaciones adversas y duras emocionalmente, incluso podemos salir reforzados de tales situaciones, siempre que seamos capaces de darnos cuenta, de realizar un proceso resiliente. La resiliencia es esta capacidad de aprender de las situaciones difíciles, que incluso nos llevan al límite, consiguiendo sobrellevarlas y salir reforzados.
La inteligencia emocional también nos capacita en las habilidades sociales, como el análisis social y las relaciones sociales, la negociación, la resolución de conflictos, la organización de grupos, la motivación… El desarrollo, en general, de todas las habilidades que nos capacita esta Inteligencia, nos lleva directamente a desarrollar nuestra capacidad de liderazgo.