IKIGAI, o la moda que nos llega desde el lejano oriente. Aunque no conocía esta expresión japonesa, si conocía esta otra: propósito de vida en acción.
>
Para que sales de la cama cada mañana? Quizás sea una pregunta demasiado simple y pueda parecer tonta, de aquí la complejidad de la respuesta y el tiempo necesario para responder algo tan simple. Un amigo me dijo: para ir a trabajar, le contesté: y el sábado y domingo? La cuestión es que hago con el día, con cada día, con la vida entera, y si esto que hago, me acerca o me aleja de la felicidad? Ikigai no se puede traducir exactamente como felicidad, va un poco más allá, ya que Ikigai, o tener un propósito de vida en acción, me permite mirar y abordar el ahora y el futuro con felicidad, incluso en los momentos más complicados. Ikigai proviene de ikiru: vivir, y de kai: materialización de lo que uno espera, la traducción podría ser: tener un propósito para vivir.
Para buscar el propósito de vida de cada cual, es interesante responderse a estas tres preguntas:
-
¿Qué es lo que amas?
-
¿Qué sabes hacer bien?
-
¿Qué necesita de ti, el mundo?
El problema de las preguntas simples es que pueden tener diversas respuestas, con lo que es probable que haya que tomarse un tiempo. No hay un orden adecuado, podemos dar respuesta como queramos.
Qué es lo que amas? Lo que me gusta hacer, lo que me llena verdaderamente, lo que me hace disfrutar, con lo que soy feliz.
Qué sabes hacer bien? Que se me da hacer bien, quizás se me daba bien, pero ya no lo hago, en qué soy bueno.
Qué necesita de ti, el mundo? Quizás esta sea la más complicada, por cómo me sitúo frente al mundo, qué puedo aportar al mundo.
Cuando consigo unir mi pasión, misión y vocación, emerge el propósito de mi vida. A menudo la respuesta es obvia y quizás esto le añada un plus de complicación, o no. Ahora la cuestión es que hago con mi propósito, como lo pongo en acción en la vida, ya que si lo aparco se quedará tan solo, en una palabra más. Se trata de explorar nuevas formas de estar en el mundo, un poco más allá de mis rutinas y patrones diarios, de agarrar el espacio, todo mi espacio, de ir incorporando este propósito a mi ritmo, materializar mi propósito. Se trata en definitiva, de coger el camino que lleva hacia mi felicidad, llevar el propósito a las diferentes facetas de la vida y quizás salir de la cama por un lado diferente.
Una vez integrado este propósito de vida y puesto en acción, una última pregunta: debería cobrar un salario por poner en acción mi propósito de vida? Puedo hacer de mi propósito mi profesión?
El Ikigai nos llega de Japón y responde, en parte, al porqué de la longevidad de su población, el país con más centenarios del mundo.