Sanando mi niñ@ interior.
Un camino de búsqueda hacia mi niñ@ interior, que una vez fuimos y que seguimos llevando en nuestro interior. Esta niñ@ que pervive en nosotros como recipiente de nuestra historia personal y de nuestras posibilidades creativas. Capaz de alegrarse y maravillarse con las cosas más pequeñas y que se muestra en la fantasía, la curiosidad, el arte, la espontaneidad, la inocencia, la esperanza…Se encuentra en nuestro corazón esperando a encarnarse en nuestros actos y actitudes.
Este camino tiene un enfoque psicocorporal con el que reconectar la mente con la sabiduría corporal y abrirnos a las emociones y sentimientos. Nos apoyamos en el cuerpo a través del movimiento expresivo, sistema Río Abierto, poniendo especial énfasis en la expresión, de todo tipo: corporal, verbal, plástica, escénica, emocional…
El proceso de socialización sofoca, de alguna manera, una parte de las facultades de la mayoría de los niños debido a la apremiante necesidad de crecer y adaptarse al entorno familiar y social.
A veces, algunos acontecimientos de la infancia han sido borrados, aunque solo sea en parte, por el dolor, el tiempo, la racionalidad o la ambición. El adulto prefiere no recordar esas experiencias que produjeron heridas o desconsuelos. Otras veces son fuente de vergüenza o humillación, algunas necesidades que nunca fueron reconocidas ni satisfechas.
Así, desde este niñ@ interno se pueden inhibir las relaciones humanas del adulto, pudiendo dificultar e incluso imposibilitar contactos íntimos y creativos. Determinadas experiencias pueden llegar a convertirse en autónomas y personificarse en la imagen que tenemos de nosotros mismos. En ocasiones, ciertos momentos de soledad en el adulto, nos pueden devolver a intensas experiencias de la soledad original de la infancia.
De alguna manera, niño quiere decir algo que evoluciona hacia la independencia, cosa que no se puede hacer sin abandonar los propios orígenes.
Ya que la vida es un experimento, cuanto más experimentemos, mejor. Durante el proceso, el recuerdo de sueños o fantasías, los juegos infantiles, ayudan a contactar con esta infancia “abandonada” y poco a poco nos vamos convirtiendo en la mamá de este niñ@ triste.
“Sanar mi niñ@ herido” es un camino para atender a este niñ@ afligido, e integrarlo. Es posible, y es necesario sanar al niñ@ herido para poder alcanzar la plenitud, y es necesario abandonar algunos hábitos para poder abrirse a la vida.